viernes, 26 de julio de 2013

Reflexionando sobre el 60 aniversario del 26 de julio.

Hoy se cumplen 60 años de aquel famoso asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes en la Ciudad de Santiago de Cuba. Esa fecha fue sumamente importante para lo que pasaría después en Cuba. Aunque fue un total fracaso y casi todos murieron o fueron torturados, fue lo que abrió el camino a todo lo que sucedió luego que culminaría con el triunfo de la llamada Revolución. El movimiento de liberación que llevara a cabo la revolución en Cuba se le llamó 26 de julio en honor a esta fecha. Se asaltan estos cuarteles para celebrar el centenario del natalicio de José Martí y llamar la atención de los cubanos a luchar contra la tiranía de Batista.
La cuestión es que se celebra una gran fiesta que incluye los 3 días, 25, 26 y 27 de julio, fiestas nacionales, días feriados para todo el país. La bandera del 26 es negra y roja. Nunca me acuerdo que hayan explicado por qué, pero me imagino la roja por la sangre de los caídos y el negro por el luto. Negro y rojo son también los colores que representan a Elegguá, el orisha o deidad que abre y cierra los caminos, lo cual también tiene sentido o así se lo verían las personas relacionadas con lo espiritual y el folklor afrocubano.
Esta acción fue planeada por Fidel Castro, que con su poder de convencimiento e inteligencia llevó a sus compañeros a un acto que evidentemente sería suicida, ya que eran unos pocos jóvenes inexpertos contra unos cuarteles llenos de soldados con armamentos. Lo que siempre me pareció tremendo es que Fidel nunca llegó porque supuestamente no encontró el lugar. Algo insólito (por decirlo de alguna manera) ya que él conocía perfectamente la ciudad de Santiago de Cuba porque estudió allí muchos años y el Cuartel Moncada no tiene pérdida alguna (yo estuve allí) es en el mismo centro de la ciudad, es inmenso el lugar, entre otras condiciones que hacen que no hay pérdida que valga.
Siempre me dió una tristeza enorme como mataron a Abel Santamaría, uno de los que participaron, y le sacaron los ojos delante de su propia hermana Haydeé. Me impresionaba mucho esa anécdota e imagino que habrán pasado allí muchas más.
Detienen entonces a los que quedaron y pasan un tiempo en la prisión de Isla de Pinos. Estando allí se hizo un himno que se llama Marcha del 26 de Julio, compuesta por el que después sería uno de los comandantes de la Revolución, Juan Almeida Bosques, también compositor de muchísimas otras canciones, no necesariamente vinculadas con la revolución. Esta marcha viene a representar al movimiento revolucionario 26 de julio, gestado ya.
Cuando nos enseñaron en la escuela todos los himnos y marchas habidas y por haber de la revolución (que son cantidad... un día espero analizarlas todas) la Marcha del 26 de Julio siempre fue de mis preferidas, no sé por qué.. quizás me gustaba el arreglo, la instrumentación, las partes rítmicas entre las estrofas y claro, la fuerza y el furor del momento de cantarlo antes de irnos para las aulas, cuando se acababan los matutinos. Ahora que miro el himno con otro prisma, puedo ver muchas cosas en él,  interpretaciones y reinterpretaciones según cada contexto.
Desde niña, sabiendo todo el sufrimiento y las muertes que se sucedieron en estos cuarteles por ser precisamente un acto suicida, nunca me gustó que la fecha fuera una fiesta, una fiesta de tres días, de gran celebración esperada con júbilo todo el año, como lo más importante, aún, a veces, más relevante que el aniversario del triunfo de la revolución que es el primero de enero. Siempre quise decirlo en las clases de historia cuando se hablaba de esas fechas, pero nunca lo dije y lo estoy exponiendo hoy aquí; que siempre me pareció hasta grotesco este festejo que ya hoy se hace su 60 aniversario.


Marcha del 26 de Julio 
(Letra y Música: Juan Almeida Bosques)

Marchando vamos hacia un ideal,
sabiendo que hemos de triunfar
en aras de paz y prosperidad
lucharemos todos por la libertad. 

Adelante cubanos, 
que Cuba premiará nuestro heroísmo
pues somos soldados 
que vamos a la patria a liberar
limpiando con fuego 
que arrase con esa plaga infernal 
de gobernantes indeseables 
y de tiranos insaciables 
que a Cuba han hundido en el mal. 

La sangre que en Cuba se derramó 
nosotros no debemos de olvidar
por eso unidos hemos de estar
recordando a aquellos que muertos están. 

El pueblo de Cuba 
sumido en su dolor se siente herido
y se ha decidido 
a hallar sin tregua una solución. 
Que sirva de ejemplo
a esos que no tienen compasión: 
y arriesgaremos decididos 
por esta causa hasta la vida
¡Que viva la Revolución!



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