jueves, 7 de marzo de 2019

Pensando un poco en Caturla.

Hoy 7 de marzo se conmemora un año más del natalicio de Alejandro Evelio García Caturla, quien en sus 34 años de existencia (7 de marzo de 1906 - 12 de noviembre de 1940) fue una figura prominente conocida sobre todo dentro del panorama de la música de concierto cubana. 

Me encanta recordar a compositores que admiro en sus fechas como un homenaje a su legado. Hoy, escuchando a Caturla, su ingenio, capacidad, pensando en su vida, en que debió de haber sido un ser fascinante, y que por suerte quedan sus obras para transmitirnos eso. Creo que es alguien excepcional en el cual hay que indagar mucho más. Me parece genial la cantidad y diferentes cosas que hizo, e hizo bien. No solo fue un instrumentista excelente, tocando piano y violín, en diferentes géneros, desde jazz, acompañando películas silentes, violinista en las orquestas Sinfónica y Filarmónica de La Habana. Es considerado uno de los compositores sinfónicos cubanos de mayor prestigio. En su catálogo totalmente innovador encontramos piezas para piano, violín, cello, saxofón, órgano oriental, conjuntos de cámara, banda, formatos vocales, música para teatro, orquesta, y en su adolescencia escribió para cine silente. En su obra supo sintetizar todo un lenguaje que incluía la esencia de lo popular y folklórico en Cuba y sus raíces españolas y africanas, a su vez estando al día con todo lo que se sucedía en Europa a nivel de las Vanguardias con un estilo exquisito. 
Cantaba también, escribía crítica musical, siendo una importante, el artículo que escribe en 1929 para Musicalia titulado: Posibilidades Sinfónicas de la música afrocubana. Realizó labores como cronista social y nos dejó trabajos sobre pedagogía musical y la música de Vanguardia. 

Estudió también en París con Nadia Boulanger. En Europa también publica y estrena sus obras, se codea con otros compositores y artistas. En New York son estrenadas en 1932 algunas de sus obras.

Me parece destacable en Caturla el hecho de que no se conformó en quedarse en La Habana, y hacer vida allí, sino que regresa a su natal Remedios en Las Villas y realiza una labor enorme generando todo un ambiente cultural importantísimo, no solo por la divulgación de obras y compositores clásicos y de vanguardia, sino también escribiendo, creando Orquestas, siendo director de algunas, realizando eventos y mucho más.


Aunque  parezca suficiente su labor, paralelo a todo esto, Caturla realizó su carrera en Derecho Civil, dejando tremendo legado también a nivel jurídico, como abogado y como juez. Su trabajo para la justicia dentro del sistema legal cubano fue muy sobresaliente. Ejerció en varios municipios con gran fama de mostrarse inflexible ante lo mal hecho. Entre sus trabajos más relevantes destaca un ensayo que escribió sobre la delincuencia juvenil. Su integridad tenía mucho renombre y precisamente le costó la vida. :-( 
El 12 de noviembre de 1940, fue asesinado a tiros, horas antes de dictar la justicia debida, a pesar de las amenazas que había recibido por parte del acusado. Es triste cuando suceden este tipo de muertes, porque cuantas cosas más hubiera Caturla disfrutado de la vida y cuanto legado más hubiese dejado?
Hoy lo recuerdo con muchas de sus obras, pero en especial esta, su obra para piano Berceuse Campesina (1938), tan noble, de tanta belleza, que como dictaría su propio género (Berceuse es en francés: Canción de Cuna), te arrulla suavemente con su ostinato tranquilo y en la derecha con una melodía que transmite la paz del campo, de la música guajira cubana.
Hoy escucho esta pieza y perfectamente se traduce lo que siento hacia Caturla: esa mezcla de tristeza por su final, pero una gran sensación de admiración ante una figura excepcional. 



sábado, 2 de marzo de 2019

Una descarga de Retorno. Analisis sobre ser un hater.

Hace un buen rato que no escribo y creo que es el momento de un retorno. He empezado este escrito como 10 veces en estos meses, he divagado, he borrado, en fin, que esta vez, de verdad espero que no se me agolpen demasiadas ideas y poder escribir lo que quiero proyectar ahora mismo. 

Pienso últimamente en lo que significa "ser un hater". Constantemente me encuentro con que si doy una opinión sobre música, arte o cosas que no me gustan, me llaman automáticamente una hater. Y como persiste y continúa esta situación he decidido poner un poco lo pienso acá y así desahogarme. Escribir, es a veces de las mejores terapias. 

A ver... indagando un poco sobre el concepto: Hater, que obviamente proviene del inglés, se traduce en algo así como "odiador"; es un término que se usa ya también en español y se ha popularizado dentro de las redes sociales sobre todo. Definiciones que he encontrado señalan que un hater es un individuo negativo y sumamente crítico a quien no le gusta mucho una persona o cosa y que se expresa al respecto de manera despiadada y destructiva con el fin de denigrar.  Los haters proclaman sus ideas sobre su objeto de odio, informándose de su proceder, siguiendo patrones de comportamiente para luego buscar esa ofensa, difamación y destrucción de la reputación de este ente al cual se desprecia. 




Al leer todo esto, me sentí un poco conmovida, porque la verdad que siempre he pensado que la palabra odio es muy fuerte, y no creo odiar a nadie. Desprecio también es un vocablo al que considero muy despectivo. Entonces pensé....  Escribir esto me ayuda a entenderlo y sospechar que posiblemente me dicen hater a la ligera, sin saber todo lo que conlleva su definición. (La próxima vez que me lo digan, pues les buscaré las definiciones pertinentes :-) ). 

Analizo que me dicen "hater" por ciertas opiniones que doy a nivel personal, entre conocidos sobre fenómenos que me rodean, fundamentalmente musicales y artísticos. 
A mi me preocupa bastante que cada vez la cultura se vuelve más insustancial. Las cosas bien hechas se rechazan, el facilismo impera, se reconoce la mediocridad porque "es lo que vende", "porque representa a una mayoría específica", que además responde por supuesto a todo un sistema. Ciertamente me expreso sobre eso, como de cualquier otra cosa, pero no creo que tener un criterio haga a uno hater, no me parece justo. Entiendo que en cuestiones artísticas por ejemplo, las manifestaciones responden a su contexto social, y que eso es fundamental a la hora de hacer valoraciones; pero entenderlo no significa consumirlo por seguir una moda, y menos aún legitimar como bueno algo que opino que no lo es. No se trata de crítica destructiva y atroz porque si y sin razonamientos, se puede debatir y al final es una decisión y posición de cada quien. Pero a pesar de la subjetividad en cuanto a gustos, hay manifestaciones, sobre todo artísticas en las cuales se puede medir la calidad a partir de ciertos parámetros. El talento se demuestra con trabajo, compromiso, dedicación, coherencia, habilidades, y sobre todo entendimiento e inteligencia. Me parece muy lamentable como la calidad no se considera en una gran mayoría de casos actuales. Y me apena que cuando uno compara con ejemplos "buenos", estos sean tildados de aburridos o retrógrados.  Porque repito, el gusto es algo personal y respetable, pero legitimar algo insuficiente como bueno, a nivel de instituciones y más, es otra cosa. 

La sociedad en estos momentos y la influencia de las redes sociales propician la abundancia de la superficialidad. Si te separas un poco de un cierto "deber ser" reaccionando a algo que veas con un poco de claridad, congruencia, y cierto sentido común, te acusan enseguida de hater. No entiendo por qué la razón ofende, por qué incomoda el debate. Puede suceder que hasta te acusen de frustado o envidioso por simplemente no concordar con algo y decir abiertamente que tiene poco calibre.  En fin.. pienso que es lastimoso, aunque a veces da risa.. y tomarlo con sentido del humor es algo positivo. Cuando hablo de estos temas con varias amistades coincidimos en eso... que cuando opinas distinto a lo que esa mayoría avala como bueno y se critica con elementos fundamentados, pues entonces: ¿somos haters? ¿Tener una postura no complaciente ante lo mal hecho te hace ser un hater? 

Exhorto a que ante los vicios del mercado, lo que tiene poca calidad, reaccionemos. Digamos nuestra opinión con argumentos sólidos, sin temor a generar pensamiento útil e inteligente. Elaboraremos nuestro criterio  frente a lo que vemos, a lo que nos dice la experiencia. No seamos cómplices de la extrema mediocridad porque simplemente esté de moda. Hay que decir, cuestionar, exigir, ¿por qué no? 

Pienso en artistas que admiro profundamente cuando hablo de estos temas, y precisamente por eso, por respeto a su obra, es que no me permito  valorar algo que no tenga standares mínimos de calidad. Para mi es una cuestión personal que no intento imponer a nadie, ni siquiera combatir ante lo que no me gusta. Pero cuando me preguntan mi opinión trato de ser coherente con eso que siento. La calidad existe para evidenciar también lo que no está bien hecho. Y no se puede temer a decir las cosas por su nombre. Siempre han convivido lo bien y lo mal hecho pero en la actualidad es increíble como se valida lo malo, se le premia y se legitima. Es un peligro. ¿A donde llegaremos? y  ¿por qué hay que convivir con eso? 

Uno tiene el derecho como individuo a tener otras necesidades y manifestarlas. A no ser complaciente, a no aceptar ni dar un prestigio a algo insulso y carente de calidad. Y si eso es ser hater, (aunque difiera de su concepto original)... pues bienvenido sea entonces. ;-)