Mi alumno Alejandro, al que le digo el sharkboy! cada día me sorprende más en su pasión por los tiburones. Ya es habitual que a cambio de una buena clase de piano le regalo una foto de un tiburón. Hoy me enseñó como un gran trofeo esto que le regalaron cuando fue a Orlando. Me dijo que era real y estaba bien orgulloso por eso, al parecer es un bebé tiburón en formol. Su pasión es tremenda, es que ya no veo a los tiburones de la misma manera, los veo hasta con ternura.
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