viernes, 27 de diciembre de 2013

RUMBA (y no precisamente en ningún callejón)

A veces hay detalles que nos hacen recordar los lugares y las cosas de uno. Hoy entró este barco por el río y cuando ví que se llamaba Rumba no me lo podía creer. Me remonté a recuerdos, a sonidos, a juli, a Maite, a mi primo Edirdo, a ambientes, tambores, olores, bailes, peñas de música, las bailarinas y bailarines, los dientes de oro, las panteras, los baches, el letrero de la calle san lázaro, las veces en el callejón de hamel con silvia y carlos, el baile de fin de curso del folklórico nacional, el sonido de la clave, sudor de la gente, unos ensayos en casa de Amado, en fin.... Era un barco panameño, en ese lugar a un lado del río Miami en el que entramos por casualidad cuando pasó para sin saberlo traer a la mente cosas y personas, y al fin y al cabo el hecho de sentirse uno cada vez más atado al lugar de donde nació y creció y de donde siempre será, o no atado pues, que suena un poco que no me gusta, sino con un sentido bonito de pertenencia, que es fuerte cantidad.    

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