Por ejemplo, esta canción que interpreta Celeste Mendoza, del compositor Osvaldo Farrés, con arreglo de Bebo Valdés.
"Para que sufras"
No te voy a querer
ni te voy a mirar
para que sufras.
Ni aún siquiera sabrás
si algún día te dí mi cariño.
Quizás en esa forma tú comprendas
que puedo yo vivir sin tus caricias.
No te voy a querer
ni te voy a mirar
para que sufras.
Ni aún siquiera sabrás
si algún día te dí mi cariño.
Te voy a castigar
para que sufras
lo mismo que he sufrido
yo por tí.
Además de lo obvio, la actitud de desprecio en plan de despecho luego de haber querido mucho a alguien, tenemos un arreglo lleno de contrastes entre agresividad y ternura. La misma interpretación de Celeste, que es bastante temperamental, apoya lo agresivo pero a la vez es desmentido por el arreglo, que nos trae melodías dulces y un sonido hermosísimo (de la trompeta sobre todo). Al final uno llega a la conclusión de que la canción usa ese desprecio, pero en realidad la persona trata de auto-convencerse de eso que está diciendo, porque está sintiendo intensamente por dentro aún, y no desea para nada lo que dice, todo lo contrario.
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