miércoles, 7 de agosto de 2013

La incomunicación

La incomunicación es a veces lo peor. A veces no, casi siempre, todo el tiempo. La comunicación de cualquier tipo es fundamental para el entendimiento y para todo. Cuando nos comunicamos no damos lugar a las dudas y suposiciones. Aunque a veces no depende de la disposición de uno de comunicarse. En Teorías de la Comunicación y su esquema básico tiene que haber un emisor, un mensaje y un receptor, y claro, la retroalimentación y los ruidos. Cuando el mensaje no llega, por las causas que sean ya hay problemas. Se sufre mucho cuando no hay comunicación. Al menos a mi me pasa. Sé que comparado con siglos atrás estamos en una era en que la comunicación ha aliviado las distancias. No es lo mismo esperar una carta durante meses que unos emails en segundos; pero quizás esa misma costumbre a la inmediatez nos hace angustiarnos cuando no tenemos noticias. A veces por otras razones, que ya dependen de la misma tecnología y no precisamente de nosotros, no se establece la comunicación. Uff... los sistemas, las cuatro letras, las energías, la paciencia que hay que tener. Pero muchas veces también es la disposición y la actitud de querer comunicarse. Yo creo y lo sé por mi propia experiencia que el interés de hacer las cosas hace que uno encuentre el lugar y el tiempo, sin importar dinero, sacrificio, molestias o donde uno este. En parte es cuestión de las personas, los contextos y las situaciones. La comunicación no es una imposición, debe nacer. Llevo más de 15 días intentando y pensando que unos mensajes que mando llegan y no sucede. Es frustrante querer llegar a alguien y no poder o que no comprendan lo que uno siente. Debo pensar a veces algo que siempre decía yo desde niña, la vida es cruel. Intentaré un poco cambiar eso, veré como lo puedo hacer.


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