martes, 2 de junio de 2015

"ORGULLO"

Este tema es el número 8, de ese disco tan bueno, de 10 canciones, con música de Chucho Valdés y letras de Pablo Milanés, interpretados por ambos a piano y voz respectivamente, que se llama 'Más allá de todo'; realizado en el año 2008. Recuerdo que lo escuché muchísimo ese año, me acompañaba bastante; de vez en cuando lo busco y regreso a él. 
"Orgullo" es bien interesante, su título y lo que va diciendo la letra, que no se sabe si se refiere a alguien (nadie), una tercera persona, quizás llamado así por orgullo o despecho, o que por el mismo orgullo, se puede referir en primera persona a si mismo. A veces esa convicción que tienen las personas con el orgullo provoca daños y es lo que trata de transmitir la canción. Aquí, yo siento que eso del Orgullo y el uso del "nadie" para referirse al sujeto en cuestión, ya sea en primera persona o en tercera, le da un aire despectivo. Aunque parezca muy simple la forma en que la letra narra imágenes y hechos, por la misma recurrencia al nadie, por la ambigüedad y lo irónico, se convierte en una canción más compleja, como el mismo Orgullo y todo lo que él trae. 



ORGULLO
Música: Chucho Valdés
Letra: Pablo Milanés

Nadie dice adiós para olvidar.
Nadie tira al aire su felicidad. 
Cual vela que apagamos, 
nadie con un suspiro va a querer negar la luz. 
Nadie se lamenta de perder. 
Nadie llora en cada amanecer; 
y a nadie le ennoblece la inmensa soledad de perdonar. 

Nadie se consuela, 
de lo hondo nadie espera
aquella brisa que llegó 
y su entorno iluminó. 
Nadie deja de mentir, 
se tiene una verdad para vivir en la oscuridad, 
nadie lo sabrá. 

Nadie dice adiós para olvidar. 
Nadie tira al aire su felicidad. 
Cual vela que apagamos, 
no vayas a intentar negar la luz; 
y a nadie le ennoblece la inmensa soledad de perdonar. 

Nadie se consuela, 
de lo hondo nadie espera
aquella brisa que llegó 
y su entorno iluminó. 
Nadie deja de mentir, 
se tiene una verdad para vivir en la oscuridad, 
nadie lo sabrá. 

Nadie dice adiós para olvidar. 
Nadie tira al aire su felicidad. 
Cual vela que apagamos, 
no vayas a intentar negar la luz; 
y a nadie le ennoblece la inmensa soledad de perdonar. 





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