viernes, 6 de marzo de 2015

María Matilde



Llevo días pensando en escribir, hoy 6 de marzo sobre María Matilde, quien cumpliría hoy 97 años.  


Pero qué escribir?... si cuando la recuerdo me vienen a la mente muchas cosas, la pienso pero pensarla incluye también cada objeto, cada detalle de su entorno, su casa, la clase, para mí todo aquello era como ella misma. 
Su voz, su música, la disciplina, la rigurosidad, el diseño de las muletas, la silla de ruedas, el puntero, el lugar donde ponía los punteros, todo lo que estaba en su mesa al lado del piano, el teléfono, la madera del piano, cada detalle del piano mismo, la mirada del busto de un Mozart serio e inquisidor que miraba a uno desde arriba cuando uno tocaba, los colores de la madera del piano, las sillas y sus diseños con espaldares de liras griegas (que siempre quise virarme y hacer como que las tocaba, pero que mientras uno estaba sentado no podía ni moverse, porque había que estar disciplinado esperando la clase), las lozas del piso y sus diseños, todos los cuadros, que recuerdo cada uno, los adornos, el cuadro del íreme que me daba miedo, estudiar en el otro piano en la otra sala y que ella gritara al notar alguna falta. Me encantaba ese otro piano, soñaba con él y todo. El olor de la comida que hacía María Luisa su hermana y le traía a ella para que probara, las puertas, el cuadro de María Matilde cuando joven, su letra en las libretas, los números de los dedos indicados para los libros, el pasillo inmenso, el perro al fondo, el piano blanco de atrás, Teté, Mercedita, que hablara de sus padres, de Pinar del Río, ir a los conciertos en homenaje a su vida y obra, y mucho más, mucho mucho más. Creo que aunque a veces no piense en eso, todo esto forma parte de uno, cada recuerdo, cada anécdota. Y creo que muchos de los que pasaron por esa casa entre Línea entre 2 y Paseo en el Vedado, la recordarán, que aún con 80 y tantos años seguía dando clases. 

María Matilde Alea Fernández nació un día como hoy en 1918, en Camajuaní, las Villas, aunque en ese mismo año sus padres se trasladaron a Pinar del Río. Ella empezó a estudiar música desde pequeña con su madre y ya en la adolescencia se empezó a dedicar a la docencia y a la composición. 
Siempre relaciono en ese aspecto a María Matilde con la hermana mayor de mi abuelo materno, Ana María, porque ella era la mayor y se dedicó desde joven a dar clases de piano. María Matilde, llevó toda su vida dentro de la enseñanza y la composición. Compuso más de 200 canciones y alrededor de 50 lieders, también para pequeños fotmatos de música de cámara, cuentos musicales e himnos. Además es muy destacada su obra que incluyen ejercicios y piezas para la pedagogía musical. Piezas, dentro de los 3 tomos de "Miniaturas Rítmicas Cubanas" creo que son sumamente importante para comprender y absorver ritmos y géneros cubanos, ya que traen figuraciones desde las habaneras, sones, danzones, guajiras, boleros, en tonos ciertamente románticos, aunque también incluyen sonoridades y armonías más contemporáneas e influencia de raíces españoles y africanas.
Sus piezas han sido publicadas, obtuvo diversos premios y reconocimientos, aunque creo que a veces deberían de ser más. 

Por eso aprovecho este día para recordarla, y pensar un poco en que las personas así te marcan. En que ese sentido de comportarse, de lidiar y de ser respetuosos con ellos, admirar su sabiduría y reconocerla.  
Yo guardo y llevo conmigo, una cajita que me regaló María Matilde cuando cumplí quince años. Siempre la tengo cerca y desde que me la regaló me gusta mucho, el diseño, todo, un poco naif. Cada vez que la veo pienso en María Matilde y en cada detalle de todo, de ella, de los pianos, de su casa, de su música aprendida, del íreme que me daba miedo y de las sillas con lira que por respeto a no moverme de mi posición, nunca me atreví a tocarlas como yo quería. 




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