A veces pienso mucho en esta canción de Silvio Rodríguez. Me gustan sus palabras y su interesante manera de decir como a veces una relación muere o se obliga a morir por no enfrentarse, por culpa de la cobardía.
Óleo de una mujer con sombrero
Una mujer se ha perdido conocer el delirio y el polvo,
se ha perdido esta bella locura,
su breve cintura debajo de mí;
se ha perdido mi forma de amar,
se ha perdido mi huella en su mar.
Veo una luz que vacila y promete dejarnos a oscuras,
veo a un perro ladrando a la luna
con otra figura que recuerda a mí,
veo más, veo que no me halló,
veo más, veo que se perdió.
La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes.
Los amores cobardes no llegan a amores ni a historias,
se quedan allí.
se quedan allí.
Ni el recuerdo los puede salvar,
ni el mejor orador conjugar.
ni el mejor orador conjugar.
Una mujer innombrable huye como una gaviota
y yo rápido seco mis botas, blasfemo una nota y apago el reloj.
Que me tenga cuidado el amor, que le puedo cantar su canción.
Una mujer con sombrero, como un cuadro del viejo Chagall,
corrompiéndose al centro del miedo
y yo que no soy bueno me puse a llorar
pero entonces lloraba por mí y ahora lloro por verla morir
pero entonces lloraba por mí y ahora lloro por verla morir
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