sábado, 22 de noviembre de 2014

María Teresa Vera y su canción de la suerte en el día de Santa Cecilia.

(A mi amiga Ceci Barraza y a mi profe Jorge Calderón)

Según la propia María Teresa Vera, esta canción, "Santa Cecilia", de Manuel Corona era su canción de la buena suerte. María Teresa y Corona eran grandes amigos y se vincularon musicalmente de una manera muy especial, siendo María Teresa su dicípula e intérprete por excelencia de prácticamente todas las composiciones, muchas de las cuales eran estrenadas por ella, incluso en las mismas tertulias o encuentros entre amigos trovadores (o cantadores) que ocurrían en casa de María Teresa. María Teresa comenzó a cantar esta canción, "Santa Cecilia", desde que Corona la compuso en 1923. 
En propias palabras de María Teresa Vera: 
"'Santa Cecilia' es la melodía que más he cantado en mi vida (...), y yo creo que es la canción cubana que más me gusta en Cuba y fuera de Cuba. Fue inspirada por la señora Cecilia Montero, esposa de un comerciante establecido en Empedrado Nº 2. El afecto que éste le tenía a Corona y a la bella presencia de su compañera, hicieron posible ese milagro que es la inmortal canción. "

Hoy, 22 de noviembre es día de Santa Cecilia (o Celia), original de Roma. Esa Cecilia fue una noble romana, que se convirtió al cristianismo. Al parecer fue martirizada y torturada por su fé entre los años 189 y 230. Se la considera la patrona de la música, de los poetas y de los ciegos. 

En este 22 de noviembre les quiero compartir esta hermosa composición, "Santa Cecilia" de este señor de Caibarién, de los grandes de la canción cubana, Manuel Corona; interpretada por su gran amiga María Teresa Vera y también en la segunda voz y guitarra acompañante, Lorenzo Hierrezuelo. 


SANTA CECILIA
(Manuel Corona)

Por tu simbólico nombre de Cecilia
tan supremo que es el genio musical, 
por tu simpático rostro de africana, 
canelado do se admiran los matices de un vergel. 
Y por tu talle de arabesca diosa indiana, 
que es modelo y es cultura del imperio terrenal, 
ha surgido del alma y de la lira, 
del bardo que te canta, como homenaje fiel, 
este cantar cadente, este arpegio armonioso
a la linda Cecilia, bella y feliz mujer. 

Las lánguidas miradas de tus profundos ojos
que dicen los misterios del reino celestial. 
Y el sensible detalle de amor provocativo
de tus ebúrneos senos y tu cuerpo gentil. 
Yo no sé que provoca el conjunto armonioso, 
tu belleza imperiosa, tu virtud femenil, 
que me siento encantado y la mente inspirada
de afectos y de ilusión por tí, Santa Cecilia,
la más primorosa mujer virginal. 

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