jueves, 21 de julio de 2016

Dame la mano.

Una vez le dije a alguien que me diera la mano y que me lo llevaba por el mundo, lejos de todos los males. No lo decidió y no quiso darme la mano. :-( A veces eso pasa. 

Esta canción es hermosa, da ganas de salvar al mundo. Como una energía que te mueve.  Da  esperanza de que nada está perdido que uno puede hacer lo que desee en su vida si tienes a alguien o te tienes a ti mismo creyendo en las cosas buenas. Es un llamado al amor, de lo que hace el supuesto destino cuando une a las personas y que si eso sucede hay que luchar juntos por eso; no hay que pasar por la vida por pasar, sino para una entrega a plenitud, completa, por eso creo que insiste en que le de las dos manos, no solo una, "que dame la mano, que dame la otra y dame la mano y dame la otra" que se enfrenten sin miedo a nada. Eso de las dos manos, es lo más genial, aunque parece una sutileza, algo sin importancia, pero no, es la clave de la canción, es decir entrégalo todo, no me conformo con una sola mano. También se pregunta: ¿Quién es dueño del destino, que te lleva donde quiere? Yo no paso por la vida como molino que muele. Insistiendo en que hay que ser consciente y asumir lo que nos toca, no solo vivir conforme, por inercia o por costumbre. 

La gente no sabe que el dueño del destino es uno mismo. Eso creo de esta canción de Ketama, Dame la mano, del disco con el mismo título, que el día de hoy me ha sacado una sonrisa, me ha recordado otra, y claro, unas manos. 




DAME LA MANO
Ketama

Esta es la calle del aire, la calle del remolino, 
donde se remolinea tu corazón con el mío. 

Que dame la mano, que dame la otra, 
que dame la mano, que dame la otra.

¿Quién es dueño del destino, que te lleva donde quiere? 
Yo no paso por la vida como molino que muele. 

Que dame la mano, que dame la otra, 
y dame la mano, y dame la otra. 

Por mi calle se ha pasao el hada de los deseos
y le he pedío que llueva y el amor en caramelo

Que dame la mano, que dame la otra, 
que dame la mano, que dame la otra.

Oh, mi suerte, haberte conocido y volver a verte.
Oh, el destino que cada uno lleva en su camino.

Que dame la mano, 
que dame la otra, 
que dame la mano, que dame la otra.

Y esta es la calle del aire, la calle del remolino, 
donde se remolinea tu corazón con el mío, 
donde se remolinea tu corazón con el mío. 

Que dame la mano, que dame la otra; 
y dame la mano, y dame la otra.

Yo no entiendo de colores que es el viento el que me lleva...
y cuando yo estoy a gusto pongo por las esquinas banderas.

Que dame la mano, 
que dame la otra, 
que dame la mano, que dame la otra.

Que dame la mano, y dame la otra, 
y dame la mano, y dame la otra.

Que dame la mano, que dame la otra, 
que dame la mano, que dame la otra. 



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