martes, 23 de enero de 2018

Corazón

"Corazón", de Eduardo Sánchez de Fuentes, es de las canciones más tiernas, suaves y bellas que conozco. El hecho de cantarle al corazón, como si fuera un ente aparte, personalizándolo, de una manera consciente, es ingenioso, porque entonces desata todo ese diálogo que hace interesante la canción. 

Esta obra me hace pensar en el estereotipo abstracto de que lo que sentimos es culpa del corazón mientras que el cerebro, o nuestra mente, nos lleva por el camino lógico y práctico. Esa lucha interna entre lo que nos hace vibrar y lo que es bueno para nosotros, y que ha dado lugar a un montón de historias de todo tipo. 

Sánchez de Fuentes con Corazón, desde su tremenda primera estrofa, parte del reproche,  poniendo un ultimátum al corazón para que pare de sufrir:

"Corazón, que olvidaste mi consejo, sufrir más ya no te dejo 
si la dicha no concibes  y te empeñas en sufrir: 
serás mártir de tus penas, pues vivir entre cadenas, 
corazón, como tu vives no es vivir. "


 Desde lo coloquial, le dice abiertamente al corazón las verdades, de una manera muy cuidada, casi exquisita, con entendimiento, reconociendo lo triste, y partiendo de eso, lo aconseja y le da ánimo para continuar con su "vida soñadora". 


La interpretación de Ignacio Villa "Bola de Nieve", como es habitual, demuestra su comprensión de la canción, y así lo expresa magistralmente con una delicadeza extrema, poniendo cuidado en todo detalle, haciendo de esta grabación toda una obra de arte. Cada intención, inflexiones de su voz, maneras de decir, cada nota del piano, el toque gentil de cada acorde, apoya una canción que protege, como abrazando, al propio corazón, a la vez que lo anima a ser feliz. 



Corazón. 
Autor: Eduardo Sánchez de Fuentes. 

Corazón que olvidaste mi consejo, sufrir más ya no te dejo 
si la dicha no concibes  y te empeñas en sufrir: 
serás mártir de tus penas, pues vivir entre cadenas, 
corazón, como tu vives, no es vivir. 

Yo bien sé que estás herido, 
cien saetas al oído te silbaron 
y traidora una, fue la que te hirió. 
Que te libres solo quiero de ese dardo traicionero, 
que tu vida soñadora sin piedad envenenó. 


Corazón vuelve a ser lo que tu fuiste, 
no padezcas, no estés triste, 
rompe ansioso las cadenas que esclavizan tu ilusión. 
Si un amor te hirió de gozo, otro amor te hará dichoso;
rompe el cerco de tus penas, corazón. 

Yo bien sé que estás herido, 
cien saetas al oído te silbaron 
y traidora una, fue la que te hirió. 
Que te libres solo quiero de ese dardo traicionero, 
que tu vida soñadora sin piedad envenenó. 

.........

Que te libres solo quiero de ese dardo traicionero, 
que tu vida soñadora sin piedad envenenó. 

__________________________________






No hay comentarios:

Publicar un comentario